miércoles, 28 de enero de 2015

Autocontrol emocional

Las emociones son un tipo de reacción que todo ser humano experimenta ante los hechos que le ocurren o las situaciones a las que nos vemos expuestos cada día. A menudo, no somos conscientes de la importancia que tienen las emociones en nuestra vida. ¿Por qué unas personas expresan muchos sus emociones y otras parecen “no sentirlas ”¿Realmente no las sienten o es que no las expresan al exterior? ¿Por qué hay situaciones que nos alteran mucho o nos ponen realmente nerviosos y otras que nos producen bienestar?.
La emoción es algo que cambia constantemente, aparece y desaparece e incluso está sometida a variaciones a lo largo de nuestra vida en función de la etapa en la que nos encontramos. Si estamos atravesando una etapa feliz y tranquila, sin problemas o preocupaciones importantes, el estado emocional, tiende a ser más estable, aparecen menos emociones “negativas”. Si por el contrario estamos en momentos de grandes cambios o aparición de nuevas situaciones (cambiar de casa, de colegio, empezar la etapa de exámenes, hacer nuevos amigos, etc.), nuestras emociones se ponen en marcha y es más probable que aparezcan tanto las emociones positivas como las negativas.
Por eso es importante aprender a reconocer nuestro repertorio de emociones, para saber ajustar nuestras reacciones emocionales. Si sabemos cómo y por qué nos sentimos de una determinada manera estamos en condiciones de manejar mejor nuestras emociones.

El autocontrol de las emociones es un hábito que se adquiere mediante el aprendizaje. Algunas acciones que nos permiten manejar mejor nuestro mundo emocional según la compañera María Elena López (Diario La Crónica del Quindío, Agosto 11 de 2013) puedes ser los siguientes:
  • Llevar las emociones a palabras concretas, es decir describir las experiencias y calificar los sentimientos. Aunque no siempre resulta fácil este ejercicio, si es de gran utilidad a la hora de entender con claridad los propios sentimientos o interpretar mejor lo que el otro está experimentando.
  • Cuestionar algunas reacciones frecuentes y ciertos hábitos que vemos como “normales”. En muchas ocasiones validamos reacciones incontroladas e inadecuadas como algo natural y aceptable, porque, como se dice popularmente, “Yo soy así”.
  • No negar emociones como la rabia, el miedo y la tristeza. Reprimir estas emociones, pretendiendo controlarlas, puede generar mayor ansiedad. Es necesario entender que es válido experimentar todas las emociones, el problema es cuando las manifestamos de manera inadecuada.
  • Romper con los círculos viciosos de pensamientos negativos que estimulan los estallidos emocionales.
  • Evaluar las reacciones exageradas para ver qué hay detrás de ellas y, así, poder identificar si responden a una emoción del momento o a problemas más profundos.
  • Potenciar las experiencias, las situaciones y las emociones positivas, así como las distintas maneras de reaccionar que han contribuido a solucionar una situación problemática.
  • Identificar las señales físicas que acompañan a un desborde de las emociones. Determinar cuáles pueden ser  las alarmas que lo previenen para no dejarse manejar por la emoción.
  • Puntualizar cuál es la relación que hay entre la emoción y la reacción. ¿Qué tan acertadas o no son las  reacciones?. Si se le salió de las manos, reflexione sobre los posibles motivos.
  • Examinar qué pensamientos, personas o situaciones refuerzan  la permanencia de una emoción determinada o estimulan  el  descontrol.
  • Determinar si los comportamientos son  en general fruto de la emoción descontrolada o el resultado de una decisión consciente.

Carmen Irene Jiménez Bujalance
Psicóloga Experta-Infanto-Juvenil
Col: AN-4388
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