Pero ser bilingüe; ¿es una ventaja o un inconveniente?
En los primeros 50 años del siglo XX psicólogos como el francés Ronjat (1913), precursor del “Principio de Grammont” (un padre-una lengua) o Leopold (1949) en las descripciones del comportamiento infantil de sus hijos bilingües, concluyen datos favorables a la educación bilingüe al describir una evolución de sus hijos, paralela armónica y semejante los sujetos monolingües.
Otros autores concluyen lo contrario. Parten de la idea de que la personalidad del individuo se forja por su integración en una cultura, la cual se manifiesta en primer lugar a través de la lengua. Así pues, la adquisición de la lengua sería el primer paso en el proceso de integración en una cultura de una persona. Desde esta perspectiva, el niño ha de ser educado en una sola lengua, un bilingüe seria una personalidad dividida.
Los defensores de este punto de vista sostienen que la introducción precoz de una segunda lengua sería perjudicial para el desarrollo mental, a causa de las confusiones que interferirían en el ejercicio normal de la inteligencia. Los estudios psicométricos posteriores, fueron desfavorables al bilingüismo, los autores describían usos imperfectos de las lenguas y déficits intelectuales derivados de la condición bilingüe de los sujetos experimentales. Posteriormente estos resultados han sido achacados a errores del muestreo y contaminaciones socioculturales.
Según la hipótesis de Sapir-Whorf, el lenguaje es un producto social que condiciona la manera de aprehender el mundo que nos rodea. Como los lenguajes son diversos en la medida que son un reflejo de las diferentes relaciones sociales de las comunidades, las personas que piensan a través de estos lenguajes aprehenden el mundo de una manera distinta. El bilingüe, será más o menos consciente de las diferencias de significados de las palabras y expresiones de ambas lenguas, conocerá más o menos éstas dificultades, pero no tiene porqué convertirse en un problema personal.
Los datos empíricos más recientes, Peal y Lambert (1962), concluyen las ventajas de ser bilingüe, en este estudio los bilingües eran superiores en tareas cognitivas y lingüísticas.
Sin embargo muchos autores en tareas lingüísticas encuentran más competentes a los bilingües en tareas metalingüísticas, pero no en la competencia habitual del idioma en la que logran mejores puntuaciones los monolingües (Bialystok, 1988).
Finalmente en el caso de niños con dificultades de lenguaje, el bilingüismo familiar, cultural o escolar ocasiona mayores problemas a la hora de tomar decisiones educativas.
En definitiva, los ventajas o inconvenientes de ser bilingüe dependerá en mayor medida, de una serie de variables de carácter social que pueden determinar el beneficio o no de una situación bilingüe.
Carmen Irene Jimenez Bujalance
Psicóloga
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