Las nuevas tecnologías han abierto un campo de amplísimas posibilidades a todos los niveles, la mayoría positivas. Sin embargo, entrañan también riesgos. El problema no reside en la tecnología, sino en el uso que hacen las personas de ella.
Algunas personas llegan a estar obsesionadas con Internet (chats, redes sociales, juegos, etc). Se muestran incapaces de controlar su uso y pueden poner en peligro sus estudios, su trabajo y sus relaciones familiares y sociales.
Cualquier inclinación desmedida hacia alguna actividad puede desembocar en una adicción, exista o no una sustancia química de por medio. La adicción es una afición patológica que genera dependencia y resta libertad al ser humano al estrechar su campo de conciencia y restringir la amplitud de sus intereses.
Lo que caracteriza a una adicción es la pérdida de control y la dependencia. Todas las conductas adictivas están controladas inicialmente por reforzadores positivos -el aspecto placentero de la conducta en sí-, pero terminan por ser controladas por reforzadores negativos -el alivio de la tensión emocional, especialmente-. El sujeto acaba efectuando dicha conducta ya no tanto por la búsqueda de gratificación, sino por reducir el nivel de ansiedad que le produce el hecho de no realizarla.
Factores de riesgo
Existen varios factores que nos pueden hacer más vulnerables a esta adicción y pueden relacionarse con:
El objeto:
El entorno:
El propio individuo:
Señales de alarma
En definitiva, la dependencia a Internet está ya instalada cuando hay un uso excesivo asociado a una pérdida de control, aparecen síntomas de abstinencia (angustia, ansiedad, nerviosismo e irritabilidad) ante la imposibilidad temporal de acceder a ello, se establece la tolerancia (es decir, la necesidad creciente de aumentar el tiempo de conexión para sentirse satisfecho) y se producen repercusiones negativas en la vida cotidiana.
Algunas personas llegan a estar obsesionadas con Internet (chats, redes sociales, juegos, etc). Se muestran incapaces de controlar su uso y pueden poner en peligro sus estudios, su trabajo y sus relaciones familiares y sociales.
Cualquier inclinación desmedida hacia alguna actividad puede desembocar en una adicción, exista o no una sustancia química de por medio. La adicción es una afición patológica que genera dependencia y resta libertad al ser humano al estrechar su campo de conciencia y restringir la amplitud de sus intereses.
Lo que caracteriza a una adicción es la pérdida de control y la dependencia. Todas las conductas adictivas están controladas inicialmente por reforzadores positivos -el aspecto placentero de la conducta en sí-, pero terminan por ser controladas por reforzadores negativos -el alivio de la tensión emocional, especialmente-. El sujeto acaba efectuando dicha conducta ya no tanto por la búsqueda de gratificación, sino por reducir el nivel de ansiedad que le produce el hecho de no realizarla.
Factores de riesgo
Existen varios factores que nos pueden hacer más vulnerables a esta adicción y pueden relacionarse con:
El objeto:
- Gran accesibilidad y disponibilidad.
- Potente estimulación, gran excitación, nuevas experiencias, curiosidad.
- Distorsión del tiempo.
- Anonimato, personalidad ficticia.
- Desinhibición.
- Aceptación social.
- Disminución momentánea del malestar emocional, escape de las tensiones.
El entorno:
- Publicidad: presión hacia el consumo, gran presencia en todo tipo de programas de TV, etc.
- Sociedad actual: individualista, materialista, etc.
- Crisis situacional: ruptura, desempleo, fracaso o desmotivación escolar, problemas familiares.
- Permisividad y falta de límites familiares.
- Desconocimiento paterno.
El propio individuo:
- Baja autoestima, inseguridad, falta de identidad, impulsividad, carencia de habilidades sociales, poca tolerancia a la frustración, incapacidad para expresar verbalmente las emociones.
- Cognitivos: atención dispersa, necesidad de estimulación novedosa constante, tendencia obsesiva, etc.
- Psicopatológicos: depresión, ansiedad, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, inestabilidad emocional, trastornos bipolares, fobia social, hostilidad, trastornos del control de impulsos, trastorno obsesivo compulsivo, trastornos alimentarios y abuso de drogas.
Señales de alarma
- Las principales señales de alarma que denotan una dependencia a las nuevas tecnologías y que pueden ser un reflejo de la conversión de una afición en una adicción son las siguientes:
- Cuando la actividad pasa a ser el centro prioritario para la persona. Todo lo demás pasa a segundo término, incluso actividades que antes eran placenteras.
- Se confirma un aislamiento del resto de la familia. Se pasa horas haciendo uso de la tecnología. Le cuesta respetar los horarios de comida o sueño.
- Descuida otras actividades importantes, como el contacto con la familia, las relaciones sociales, el estudio, el trabajo o el cuidado de la salud.
- Se vuelve insociable e irritable. Discute fácilmente y no atiende a razones.
- Incrementa el gasto de dinero en tecnología, frecuentemente por encima de sus posibilidades.
- Utiliza la mentira para justificar o tapar algunas de sus conductas. No reconoce que tenga un problema y no quiere hablar de ello.
En definitiva, la dependencia a Internet está ya instalada cuando hay un uso excesivo asociado a una pérdida de control, aparecen síntomas de abstinencia (angustia, ansiedad, nerviosismo e irritabilidad) ante la imposibilidad temporal de acceder a ello, se establece la tolerancia (es decir, la necesidad creciente de aumentar el tiempo de conexión para sentirse satisfecho) y se producen repercusiones negativas en la vida cotidiana.
Mª Concepción Torres Gutiérrez
Psicóloga
Col: Nº AN-07028
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