El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un trastorno de origen neurobiológico de carácter crónico. Se caracteriza por tres síntomas clave: el déficit de atención, la hiperactividad motora y/o vocal y la impulsividad tanto cognitiva como conductual, aunque como veremos más adelante no siempre tienen que estar presentes conjuntamente, pues existen distintos subtipos dentro de este trastorno.
Este trastorno se inicia en la infancia, pero puede continuar
en la adolescencia y la edad adulta. Los síntomas que lo definen incrementan el
riesgo de enfrentar problemas en el ámbito cognitivo, académico, social,
ocupacional y familiar. Como resultado, estos síntomas pueden interferir con el
desarrollo de la conducta adaptativa.
Actualmente, es el trastorno con mayor incidencia en la población infantil y se
considera que entre un 3 y un 7% de la población infantil en edad escolar lo
presenta en mayor o menor grado de intensidad. Afecta principalmente a varones
(entre 3 y 6 veces más frecuente que en hembras).
Etiología
Aún
no se sabe la causa exacta, pero se sabe que es un trastorno neurobiológico con
un alto componente genético (hasta el 80% de los casos presenta un familiar con
las mismas características y, en muchos casos, los síntomas permanecen a lo
largo de la vida de la persona) y que existe una alteración en el
funcionamiento de dos neurotransmisores cerebrales: la noradrenalina y la
dopamina, que afectan directamente a las áreas del cerebro responsables del
autocontrol y de la inhibición del comportamiento inadecuado. Existen, además,
otros factores de riesgo relacionados, como son circunstancias
socio-ambientales muy adversas, problemas durante el parto, alteraciones
neurológicas y déficits sensoriales, entre otros.
Diagnóstico
Pese a que pueda existir sospecha clínica en niños/as de menos de 6 años,
su diagnóstico requiere haber superado esta edad. Además, es frecuente que el TDAH se
reconozca en los niños/as cuando comienza la educación primaria, coincidiendo
con dificultades en el rendimiento escolar y la presentación de disfunciones
sociales.
La identificación temprana y su tratamiento integral tienen el
potencial de disminuir el impacto negativo de esta condición a lo largo del
desarrollo.
Características
del déficit de atención:
- No
presta atención suficiente a los detalles.
- Comete
errores por descuido.
- Dificultad
en mantener la atención en las tareas.
- Dificultad
para organizar tareas o actividades.
- Evita
tareas que requieren esfuerzo mental.
- No
sigue las instrucciones que se le indican.
- Parece
no escuchar.
- Es
descuidado y olvidadizo.
- Pierde
cosas necesarias para las tareas.
- Se
distrae con estímulos irrelevantes.
- Tiene
dificultad para prestar atención a dos estímulos distintos.
Características
de hiperactividad:
- Mueve
en exceso manos y pies.
- Le
cuesta quedarse sentado cuando lo debe hacer.
- Corre y
trepa en situaciones inapropiadas.
- Le
resulta difícil jugar o participar en actividades de forma tranquila.
- Actúa
como si estuviera activado por un motor.
- Habla
en exceso.
- Mayor
intensidad al expresar sus emociones.
- Va de
un lado a otro sin motivo aparente.
- Le
cuesta esperar su turno.
Características
de Impulsividad:
- Actúa
sin pensar.
- Habla
en momentos poco oportunos o responde precipitadamente.
- Interrumpe
a los demás y se entromete.
- Es poco
previsor y olvida planificar.
- Se
muestra impaciente.
- Mal
humor e irritabilidad.
- No sabe
perder y se pelea por cualquier cosa.
- Destroza
sus propias cosas y las de otros.
Los síntomas que evidencian un TDAH pueden presentarse en su
totalidad o en parte. El Manual Diagnóstico Estadístico de Enfermedades
Mentales DSM-IV-TR, distingue tres subtipos:
Tipos de TDAH
- TDAH – subtipo combinado: presenta los tres síntomas nucleares (déficit de atención,
hiperactividad e impulsividad).
- TDAH –
subtipo con predominio de déficit de atención: el síntoma nuclear es
la inatención.
- TDAH – subtipo con predominio hiperactivo/impulsivo: en el cual la conducta predominante es la hiperactividad y/o la impulsividad.
Tratamiento
El tratamiento se realiza en función de las dificultades que
presente la persona y de cómo afecte el trastorno a su vida cotidiana. Al iniciarse en la etapa
infantil, el tratamiento debe abarcar tanto el ámbito familiar como el
educativo.
Dicho tratamiento incluye cuatro pilares básicos:
- Psicoeducación
y orientación familiar.
- Tratamiento
farmacológico.
- Tratamiento
psicopedagógico.
- Intervención
psicológica.
Mª Concepción Torres
Gutiérrez
Psicóloga
Col: Nº AN-07028
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